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La actividad deportiva puede repercutir en la salud psicofísica de un deportista hasta el punto de comprometer, en algunos casos, su rendimiento. Tomemos el ejemplo de un corredor de maratón que entrena varias veces a la semana, recorriendo kilómetros tras kilómetros y que, durante una carrera, puede incluso correr cuatro horas consecutivas. El estrés físico continuo puede tener efectos en todo el sistema musculoesquelético, incluido el estomatognático. De hecho, en caso de maloclusión se agravan los dolores musculares y articulares en toda la pierna y espalda que, con el tiempo, pueden derivar en problemas de: desgaste del cartílago, inflamación de las articulaciones o artrosis.
Existe una estrecha relación entre los dientes y la actividad deportiva: una mínima variación del equilibrio oclusal puede, de hecho, alterar la intensidad de la fuerza y la capacidad de coordinación de los deportistas, provocando la aparición de tensiones musculares, que pueden afectar negativamente a todo el cuerpo.
En el caso de deportes de contacto como el baloncesto y el fútbol americano, estamos hablando de trauma dentario-maxilofacial. Este tipo de hematomas, que afectan a alrededor del 30% de la población deportiva (especialmente entre los 8 y los 20 años) pueden conllevar importantes problemas funcionales y estéticos. Entre los traumatismos dento-maxilofaciales, las lesiones traumáticas dentoalveolares son muy frecuentes en la dentición decidua y permanente. En promedio, tres de cada diez sujetos sufren una lesión bucal (1) y al menos uno de ellos es causado por el deporte (2).
Los deportistas pueden protegerse de este tipo de traumatismos mediante el uso de protectores bucales, o protectores bucales que tienen la función de resistir el estrés provocado por la actividad deportiva. Para ello es necesario que el protector bucal tenga un tamaño mínimo, sea estable, garantice un excelente habla y ventilación, se adapte perfectamente a la conformación cráneo-mandibular del sujeto y tenga una estética aceptable. Esta protección bucal se confunde a menudo con la mordida, un dispositivo médico que trata patologías de la articulación temporomandibular y sus disfunciones, restableciendo una correcta oclusión dentaria, con el correcto contacto entre las arcadas dentarias, evitando así sobrecargas y repercusiones en la postura.
Importancia de la evaluación en problemas clínicos
La más mínima variación en el equilibrio oclusal puede provocar tensión muscular, afectando negativamente el potencial del deportista. La falta de estabilidad oclusal crea un fuerte punto de fuga de energía y un desequilibrio entre los músculos agonistas y antagonistas, lo que aumenta la posibilidad de lesiones y distensiones musculares repetidas. En este escenario, el protector bucal se puede utilizar para establecer un mejor equilibrio neuromuscular de los músculos masticadores.
Importancia de la evaluación tecnológica objetiva
Para comprender completamente el papel del protector bucal en la prevención de lesiones traumáticas dentoalveolares, es importante relacionar el componente gnatológico y oclusal con la actividad del sistema neuromuscular. Esto es posible gracias a la electromiografía de superficie que permite la objetivación de los parámetros funcionales del sistema estomatognático: las sondas EMG aplicadas a los músculos elevadores de la mandíbula, detectan el estado del paciente tanto en presencia como en ausencia de la mordida y permiten evaluar el efecto de este último sobre el equilibrio neuromuscular (3).
El Departamento de Ciencias Médicas, Orales y Biotecnológicas de la Universidad de Chieti-Pescara realizó un estudio para analizar el impacto del protector bucal individual en los músculos masticatorios de los atletas que lo usan (4). Mediante el examen electromiográfico se evaluaron las variaciones que induce el protector bucal sobre el equilibrio de los músculos masticadores y la comparación con la oclusión dentaria del sujeto en máxima intercuspidación, mostró que el protector bucal ayuda a hacer simétrico el trabajo de los músculos masetero y temporal, distribuyendo mejor las cargas oclusales, tanto en dirección anteroposterior como en dirección lateral.
Conclusión
Para preservar la salud del deportista, es importante comprobar los cambios que se producen en la cavidad bucal. Gracias a herramientas de medición objetivas y precisas, como los sensores electromiográficos, fue posible verificar la efectividad del protector bucal en la prevención de lesiones bucales deportivas de contacto y establecer su triple función como: protección traumatológica, reservorio de sustancias y auxilio en la salud del deportista y rendimiento.
Referencias
[1] Andreasen, F., & Andreasen, J. (1990). Treatment of Traumatic Dental Injuries: Shift in Strategy.International Journal of Technology Assessment in Health Care, 6(4), 588-602. doi:10.1017/S0266462300004232
[2] Glendor, U. (2009), Has the education of professional caregivers and lay people in dental trauma care failed?. Dental Traumatology, 25: 12-18.https://doi.org/10.1111/j.1600-9657.2008.00707.x
[3] Raquel G., et al., (2017). The use of a custom-made mouthgard stabilizes the electromyographic activity of the masticatory muscles among Karate-Dō athletes. J Bodyw Mov Ther.; 21(1); 109-116
[4] Tripodi D., Cosi A., Fulco D., D’Ercole S., (2021). The impact of sport training on oral health in athletes. Dent J (Basel); 9(5):51